El viaje eterno
Hoy me preguntaba si una canción puede acompañarnos para siempre. ¿Será así o es solo una idea mía? Nadie me lo ha dicho nunca, ni siquiera nadie de esa comunidad melómana en la que siempre me he movido, en ese mundo de fans, digamos. Sin embargo, siento que sí: hay melodías que se convierten en compañeras silenciosas, que nos envuelven con su calma y nos regalan instantes de paz. Canciones que son verdaderos bálsamos para el alma.
Den ständiga resan de Marie Fredriksson es una de esas. Sencilla: letra, guitarras y voz. Introspectiva. Es una canción que he cantado a capela durante años, como un susurro. Su melodía y su cadencia pausada son para mí una nana eterna, un refugio íntimo al que siempre regreso cuando estoy en paz.
La letra, en sueco, fue durante mucho tiempo un misterio envuelto en sonidos. Me empeñé en entenderla, traduciendo cada frase, cada palabra que resonaba en mi interior. Hoy la canté de nuevo, esta vez acompañada por mi guitarra, y le dedico estas palabras como un homenaje a ese viaje constante que la canción describe.
Porque, como dice ella,
"Jag måste resa igen, till nästa höst" —
tengo que viajar de nuevo, hacia el próximo otoño.
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